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Tras la tensión por los ciberespionajes

El presidente norteamericano sostuvo un primer encuentro con Xi Jingping, en California, y le reclamó por los espionajes informáticos por parte del régimen asiático.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su par chino, Xi Jingping, mantuvieron ayer una primera reunión a puertas cerradas en un lujoso rancho de la localidad californiana de Palm Springs, luego de las acusaciones de la Casa Blanca por supuestos espionajes cibernéticos por parte del régimen asiático.
El encuentro comenzó con un amistoso apretón de manos frente a las cámaras, y luego se retiraron para un primer diálogo bilateral. Posteriormente, los mandatarios compartieron una cena de trabajo antes de ir a descansar para continuar con las jornadas de encuentros pactadas para hoy.








El presidente chino arribó al Estado californiano tras una gira por América Latina y el Caribe, regiones que recientemente también visitaran el mandatario norteamericano y su vicepresidente, Joe Biden, en una muestra de que las plazas visitadas comienzan a tener cada vez más relevancia comercial y económica para las dos potencias.
Los temas que se deban en los encuentros son amplios: en lo referido al ámbito internacional, se espera que Xi y Obama hablen sobre el programa nuclear norcoreano, Irán y el conflicto en Siria. A ello se le suman los temas estrictamente bilaterales, desde las relaciones comerciales entre las dos mayores economías del mundo a las espinosas conversaciones pendientes sobre derechos de propiedad o la acusación de Washington a Pekín de realizar masivos ciberataques , entre otros.

Según los expertos, este primer encuentro se trata de una aproximación para conocerse mejor, aunque Obama había recibido el año pasado a Xi en la Casa Blanca, cuando éste último aún era vicepresidente del gigante asiático.
Más allá de las formalidades, las relaciones entre ambos países pasan por algunas situaciones de tensión. Pekín mira con preocupación el nuevo interés estadounidense en el área asiática del Pacífico, mientras que Washington espera de China, como potencia con derecho al veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, más cooperación en crisis internacionales.

Coincidiendo con la estancia de Xi en Estados Undios, Pekín emitió pasaportes para el hermano y la madre del disidente chino ciego Chen Guangcheng, lo que les permitirá visitar al activista, que el año pasado protagonizó una espectacular huida desde la aldea en el este de China, donde permanecía bajo arresto domiciliario, hasta la embajada norteamericana en la capital.
El caso generó un conflicto diplomático entre China y Estados Unidos, que al final consiguió que se autorizara a Chen Guangcheng a emigrar al territorio norteamericano junto con su mujer y sus dos hijos.

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